¿Por qué las galerías de arte no muestran los precios de las obras que exhiben?
- cgartadvisory
- 18 oct 2017
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 22 jun 2022
Desde Cristóbal Galicia Art Advisory queremos aprovechar una pregunta que nos hicieron para plasmar aquí tanto la pregunta en cuestión como la respuesta que dimos respecto a porqué las galerías de arte no muestran los precios de las obras que exhiben. Todo vino a raíz de este artículo de artnet publicado en nuestra página de facebook el 16 de octubre de 2017.

11R Gallery con obra de Michael DeLucia
Vía artnet
Pregunta: Es un tema muy interesante, gracias por compartir este artículo. La última vez que estuve viendo una expo en una galería, hace menos de un mes, pregunté por el precio de uno de los cuadros y "me mandaron a hablar con el director", y pedir una cita con él porque ese día y a esa hora no estaba disponible. Pensé en lo absurdo de la situación. Entiendo que los precios no estén abiertamente especificados en la cartela, y que estén abiertos a negociación. Pero antes de pedir cualquier cita me hubiese gustado saber un rango de precios. 10.000? 50.000? 100.000? Más? Es que tengo que hacer los deberes antes de entrar a una galería? Me pareció un sistema de venta absurdo y sinceramente se me quitaron las ganas de pedir la cita y perder mi precioso tiempo y el de todos por culpa de lo que parece un oscurantismo innecesario. Luego lo hablé con mi padre que es pequeño coleccionista desde hace 40 años y me dijo que con tanta opacidad a él también se le quitan las ganas de comprar. Tengo curiosidad por saber cuál es tu punto de vista Cristóbal, desde el otro lado? Como artista aún no he trabajado con galerías, pero después de mucho dilucidar y deliberar con unos y con otros sobre la mejor decisión para mi carrera, decidí no hacer caso de opiniones externas e incluir el precio de mis obras disponibles en la web, e incluso añadir una plataforma de pago, porque sé de buena fe que muchos potenciales coleccionistas privados, y más si es la primera vez que adquieren arte, no se atreven a preguntar por los precios o les da vértigo, pereza, o vergüenza hablar de los detalles del proceso de adquisición. Me gusta ser muy transparente con esos temas y poner las cosas fáciles. A mí me da seguridad y a mis coleccionistas también. Estoy segura de que es uno de los motivos por los cuales han aumentado mis ventas en los dos últimos años... Pienso en plataformas relativamente nuevas, como Saatchi Art, que son tan transparentes con los precios y el resto de información y se me antoja concluir que han sabido adaptarse muy bien a las necesidades de un nuevo mercado y perfil de coleccionista. Tu qué opinas?
Respuesta: La publicación de los precios nunca ha estado muy bien vista dentro del mercado de arte por diferentes motivos. Primero, por etiqueta; los galeristas siempre han querido presentar la obra de forma que la gente se fijase solamente en ella y que no perdiese protagonismo con un elemento económico potencialmente distractor de la experiencia estética. Segundo, por control; para evitar que curiosos no deseados utilizasen esa información deliberadamente de forma maliciosa o amarilla en medios de comunicación, agencias tributarias, competencia, etc.
Ten en cuenta que el gran valor de los galeristas reside en sus artistas y coleccionistas, y ninguno de estos son grupos prolíficos por definición, así que cualquier medida que pueda servir para protegerles se impone y lo que opine el resto da igual. Asimismo hay que considerar que ésta es una dinámica que viene de muy lejos, que por ende resulta difícil cambiar y que interesa perpetuar al máximo. Históricamente, los agentes del mundo arte (marchantes, conservadores, comisarios, directores de museos, etc.) nunca han querido entrar en valoraciones económicas por diferentes motivos. ¿Por qué? Porque ¿cómo valoras un objeto único, excepcional y universal, que son los factores que se le atribuyen al Arte con A mayúscula? Un romántico director de museo o un loco apasionado del arte te habría dicho que el valor del Arte era incalculable. Pero luego llegaba la aseguradora que tenía que hacer una póliza para el Prado o el Reina Sofía y le importaba un pimiento lo que los “estetas” pudiesen pensar; ellos querían el valor económico de Las Meninas o del Guernica para asegurarlas. Luego llegaba, además, el marchante/galerista que también era un apasionado del arte, pero también del dinero, y, como tal, utilizaba esta visión a su favor para convencer a sus clientes de que el precio que él pedía no se podía cuestionar, había que pagarlo y punto, ya que el Arte estaba por encima de cualquier consideración económica o financiera. Así que este marchante no ponía precio y cuando alguien le preguntaba, se presentaba cual encantador de serpientes para analizar si el interesado tenía capacidad intelectual y (sobre todo) económica, y así embaucarle si consideraba que la tenía. Éste es el germen de la cuestión; dinámica que continúa en la actualidad.
El problema es que hoy, en la era de la información y de la industrialización / comoditización del arte, aparentemente no tiene mucho sentido mantener esta actitud. Primero, porque al coleccionista con toda la información a su disposición ya no le convences de que pague cualquier precio como hace treinta años. Y segundo, porque si él quiere esa información por algún motivo, la va a conseguir de una forma u otra. El mundo del arte ya no es tan hermético como antaño. No obstante, la estrategia de tener que preguntar el precio sí que sirve para que los profesionales puedan hablar e intercambiar ideas con los interesados, cosa que tanto el profesional como el cliente valoran mucho a fin de cuentas. El origen de esta formalidad es un tanto clasista pero la realidad es que no sólo ayuda a controlar el mercado, sino a contribuir a que el mundo del arte sea de los pocos sitios donde la gente todavía se relacione cara a cara, hable, interactúe e intercambie ideas y opiniones. De ahí que tanta gente se interese por el arte, pero eso es otro debate. Mi consejo es que, aunque sea un poco incómodo al principio, vayas tranquila y te presentes, independientemente de si vas a comprar o no y de la cantidad que dispones. Si hay algo de lo que está lleno el mundo del arte, es de sorpresas. No obstante, el contexto es tremendamente importante; en función de la galería de arte de la que se trate, este comportamiento puede ser comprensible, por los motivos que te menciono, o absurdo por actuar con unas pretensiones que nada tienen que ver con la realidad. Hay que ser consecuente. Esto mismo se puede trasladar a los artistas.
En cuanto a ti como artista, la publicación de los precios en tu web puede ayudar o no, depende de cómo te quieras presentar y a quién. Es verdad que los compradores más sofisticados del mundo del arte siempre reclaman máxima transparencia, pero también valoran enormemente que los artistas estén representados por una (buena) galería debido a su gran labor de promoción y difusión. Aquí es donde se sustenta el valor y la seguridad económica de los artistas, que forman uno factores que más interesan a los compradores después del estético. Por tanto, si como artista ofreces directamente la obra, el mensaje que estás mandando es que no tienes galería y, de ser así, careces de un elemento fundamental de seguridad que los compradores habituales requieren. Pero si obvias las galerías, quieres vender a un público menos profesionalizado o simplemente no te planteas un público en concreto, y tampoco te preocupa la creación de una carrera profesional dentro de la industria, entonces está fenomenal el publicar tus precios. De hecho, es un requerimiento fundamental. Lo bueno es que el mercado es vasto y hay sitio para todos, tanto del lado de la oferta como la demanda. La cuestión es buscar el lugar en el que uno se encuentra más cómodo en función de sus necesidades y ambiciones, sabiendo cuáles son las reglas del juego y teniendo unas expectativas acorde.