El mercado del arte en España
- cgartadvisory
- 14 jun 2017
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 22 jun 2022
La semana pasada me reuní con un coleccionista extranjero afincado en Madrid desde hace ya unos cuantos años con la intención de mostrarme una serie de obras de arte contemporáneo que desea vender. Nos sentamos a tomar un café y me enseñó una lista de cuatro páginas. Tras el análisis completo de la lista, me di cuenta de que todas las obras que deseaba vender eran de artistas representados por reconocidas y respetadas galerías de Madrid pertenecientes a Arte Madrid y asistentes a ARCO, lo cual debería ser una garantía de calidad. Así que la primera pregunta que le hice fue si había hablado con las galerías donde compró a cada uno de esos artistas para ver si le ofrecían la opción de recomprarle la obra o consignarla para revenderla a alguno de sus clientes. A lo que me contesta: “mira, no me hables de la galerías en España, una vez que te venden una obra se olvidan de ti y no quieren saber nada de lo que les compraste” y prosigue “¿sabes las únicas galerías en Madrid que no te dicen que no a ninguna de esas opciones nunca? Heinrich Ehrhardt y Michel Soskine, un alemán y un francés acostumbrados a trabajar en otros mercados aparte del español. El resto se desentiende de su responsabilidad fundamental como galerista de trabajar por el bien de sus artistas y de sus coleccionistas como hacen en cualquier galería perteneciente a un mercado maduro y sano.”
Con esta pequeña anécdota querría hacer una breve valoración de las conclusiones del informe del mercado español en 2016 realizado por la prestigiosa economista Clare McAndrew. Pese a que el mercado de arte creció un 7% en 2016 hasta los €385m en ventas, seguimos muy por debajo de los €480m que alcanzamos en los años de precrisis de 2006/2007, pero, sobre todo y más preocupante, seguimos ocupando un mero 1% del mercado internacional y un 2% del mercado europeo, que es aún más alarmante considerando la importancia económica y cultural de España en el espacio europeo. Aunque llegásemos mañana los €480m, seguiría siendo un fracaso para el potencial de nuestra industria (galerías/artistas) y mercado.

ARCO Madrid 2017
Vía prensa IFEMA
En España el 80% de las ventas se canalizan a través de galerías y el 20% restante a través de casas de subastas, que merecen una mención aparte en el informe (aunque no hacía falta uno para descubrirlo) por la continua bajada de precios de las obras que pasan por ellas con tal de facilitar una salida rápida que les permita obtener una comisión fácil, que consecuentemente afecta a la cotización de un artista y a su representante, la galería, que ya no tiene cómo justificar los precios que intentan mantener en el mercado primario. Vale que las casas de subastas ponen estimaciones muy bajas para facilitar las ventas –en eso estamos todos de acuerdo–, pero tratándose de subastas públicas, resultados tan bajos en los remates finales sólo puede significar una cosa: en ninguna subasta en España se encuentran más de dos compradores (ya sean coleccionistas, inversores o galeristas) que sean capaces, en su lucha por la deseada obra, de alzar su precio en la puja hasta límites “aceptables” en relación a los precios en la galería (20% o 30% por debajo del valor en galería). Y esto es un grave problema estructural que viene a indicar que es un mercado vendedor; hay muchos más vendedores que compradores y los compradores que hay sólo compran ocasionalmente en el mercado privado y no buscan invertir más tiempo en la búsqueda de artistas que les interese en las casas de subastas o ni saben que existe esta opción. Y esto no es un mercado por definición. Para que uno exista tiene que ser dinámico y el español es de los más estáticos que existen. Pero si queremos entender el desequilibrio del mercado comprador español, sólo hay que decir que los artistas vivos que más se venden en subasta son Miquel Barceló y Manolo Valdés. Respeto enormemente el trabajo de ambos, pero francamente hay artistas vivos españoles que estéticamente son mucho más avanzado, o cuanto menos más “contemporáneos”, que en el mercado internacional son apreciados y adquiridos por importantes y muy diversos coleccionistas extranjeros superando la cotización de estos dos baluartes nacionales. ¿Más datos? De 1.100 artistas encuestados por Clare McAndrew, ¡el 78% tenían ingresos inferiores a €20.000! Cifra que no es difícil que ingrese un artista contemporáneo vivo por cuadro en países como EEUU, Reino Unido, Francia o Alemania.
Se especula con que el problema es que no existen ventajas fiscales suficientes para incentivar el coleccionismo, con que el marco regulatorio en materia de exportaciones es estricto y que no existen suficientes ayudas públicas para crear un mercado saludable. Pero la realidad es que si en España hubiese compradores instruidos e informados, no habría excusas. ¿Por qué? Porque Reino Unido, Francia y Alemania tienen esencialmente los tres factores arriba mencionados y estos tienen un 87% del mercado de arte europeo. El marco regulatorio en cuanto a las exportaciones es por directiva europea el mismo en los tres países, lo que cambia es la interpretación y los protocolos que cada país aplica a la esencia normativa. Grandes ventajas fiscales para el arte sólo existen en EEUU y ayudas públicas ya no existen en ninguna parte porque desde mediados de los 70 el sustento del dinero privado procedente del coleccionismo ha sido suficiente para crear mercados e industria autosuficientes, independientes y extremadamente rentables tanto para los actores principales como para el público general. El problema es que en España nadie le ve el valor al arte, ya sea emocional, social o económico, así de sencillo.